En el poema, Casabianca es retratado como un niño valiente y obediente que permanece leal a su padre, el almirante Casabianca, incluso ante el peligro. A pesar de los intensos combates y la destrucción que lo rodea, Casabianca se niega a abandonar su puesto y continúa luchando junto a su padre. Muestra gran valentía y fortaleza ante la adversidad.
Al final, Casabianca es herido de muerte y muere heroicamente, ganándose la admiración de sus compañeros marineros y el respeto de sus enemigos. El poema sirve como tributo al coraje, el autosacrificio y la devoción al deber de Casabianca, lo que lo convierte en una figura icónica de heroísmo y lealtad.