Consideremos la primera estrofa de una despedida que prohíbe el duelo. ¿Qué explica mejor por qué los hombres virtuosos susurran a sus almas que se vayan?
Así como los hombres virtuosos hablan solos, yo también debería hacerlo.
Mi fortuna es como las demás, ni mejor ni peor.
Pero estoy cansado de ello y estaría contento
Para dejar todo menos gracias atrás