En campos de oro, donde habita el verano,
Una brisa fragante teje los hechizos de la naturaleza,
Bajo un cielo de vasta extensión,
Donde los susurros bailan en suave trance.
Los árboles se balancean con gracia rítmica,
Sus hojas susurran, un dulce abrazo,
Armonizando con el suave fluir del arroyo,
Una melodía que calma la tristeza del alma.
El sol, una esfera radiante tan brillante,
Lanzando sus rayos con poder dorado,
Ilumina la tierra serena,
Una vista encantadora, un sueño pastoral.
Oh, brisa de verano, quédate para siempre,
En tu cálido abrazo, deja que mi corazón se balancee,
Porque en tu presencia encuentro liberación,
Momentos tranquilos, una paz duradera.