En un pequeño rincón, donde las sombras se arrastran,
Allí está arrodillado un viejo reparador en su oficio.
Con manos cuidadosas y paciencia mantendrá
El pasado no se desvanece en una cascada oscura.
Él mira las cicatrices y el encaje descolorido,
Cada reliquia desgastada de recuerdos del pasado.
Con un toque amoroso nos devuelve calidez y gracia,
Reparando lo que el tiempo y el clima han acumulado.
Ninguna tarea es demasiado pequeña, ningún detalle queda sin hacer,
Él infunde nueva vida a las cosas que poseemos.
Con cuidado suave, como el suave hilado de la luz del sol,
Hace que el pasado vuelva a parecer nuevo, muy audaz.
Y mientras trabaja, las historias que compartirá,
De la historia, del amor, del brillo de la risa.
Su voz, un bálsamo tranquilizador, tenderá su trampa,
Tejiendo cuentos de tiempos pasados, como un sueño de seda.
Así, en la tranquilidad de su rincón escondido,
El viejo reparador no sólo repara la tela.
Teje el tapiz del libro único de la vida,
Devolviendo la alegría a quienes los conocieron a ambos.
Así que honremos a este artesano del tiempo,
Cuya habilidad preserva lo que otros descartarían.
Porque en su oficio encontramos un destello, un timbre,
Que da vida al pasado, con corazón y bardo.