El orador también considera la inevitabilidad de la muerte y la inutilidad de los intentos humanos de escapar de ella. Concluye que la única manera de conquistar verdaderamente la muerte es aceptarla y vivir la vida al máximo mientras podamos.
El poema está escrito en un tono contemplativo y elegíaco, y transmite una sensación de melancolía y resignación. Sin embargo, también contiene destellos de humor e ironía, que ayudan a aligerar el estado de ánimo general.
En general, "¡NO!" es un poema conmovedor y que invita a la reflexión que explora algunas de las preguntas más profundas sobre la existencia humana. Es un recordatorio de que la vida es corta y preciosa, y que debemos aprovecharla al máximo mientras podamos.