En el abrazo de la tierra, las rocas cambian para siempre,
A través de un ciclo que no conoce fin.
Del calor abrasador, emergen primero,
A medida que el magma se eleva, feroz e indómito.
Mientras la lava enfriándose reclama la tierra,
Las rocas ígneas toman posición,
Con patrones cristalinos, atrevidos y grandiosos.
Testigo del poder volcánico de la Tierra.
Pero el toque del agua, escultor en el tiempo,
Talla cañones profundos y los desgasta,
Los fragmentos degradados caen, grano a grano,
Para formar nuevos sedimentos, capa por capa.
En medio del peso de eones pasados,
Estos sedimentos se compactan, se endurecen;
Rocas metamórficas, renacidas por fin,
Con cambios de colores y texturas raras.
Y luego la llamada implacable del calor
Llama al ciclo para comenzar de nuevo.
En lo profundo del salón de fuego de la tierra,
Las rocas se derriten y se elevan, el comienzo de su viaje.
Ígneos una vez más, se repite su danza,
En un fluir rítmico que nunca se desvanece.
El ciclo del rock gira, su sinfonía completa,
Un testimonio del vasto diseño del tiempo.
Debajo de nuestros pies y por todas partes,
La historia de las rocas es infinitamente profunda,
Nos enseñan la eterna ronda de la tierra,
Mientras cuentan sus historias, a través de ciclos, incalculables.