En la antigüedad, cuando los canales eran pocos,
Y las pantallas eran pequeñas y oscuras,
Había un televisor, una verdadera reliquia,
Con una visión que era sombría.
Los colores estaban apagados, la imagen era granulada,
La claridad a menudo se perdía,
Pero nos sentábamos y mirábamos, nuestros ojos tan desentrenados,
Abrazando cada píxel que cruzó.
La alegría que trajo, aunque limitada a la vista,
Era puro y fiel a la esencia,
Porque lo que más importaba era el sentimiento interior,
Mientras las familias se reunían para explorar.
Nos reíamos y llorábamos mientras los personajes cobraban vida.
En esa pantalla con su tono descolorido,
Y se crearon recuerdos, tan vívidos y brillantes,
En la calidez de esa mirada nostálgica.
Brindo por ti, querida televisión de antaño,
Con tu recepción tan débil,
Porque aunque tu visión haya sido pobre,
Nos trajiste momentos que siempre guardaremos.
En esta era de HD y streaming en abundancia,
Es posible que hayamos alcanzado nuevas alturas,
Pero nunca olvidaremos la alegría que diste,
Y las historias que trajiste a nuestras vidas.