Las sensaciones fantasmas pueden variar en intensidad y calidad. Algunas personas pueden experimentar un dolor sordo u hormigueo, mientras que otras pueden sentir un dolor agudo y punzante. Las sensaciones también pueden ir acompañadas de una sensación de calor o frío, o de una sensación de movimiento.
Se cree que las sensaciones fantasmas son causadas por el intento del cerebro de reorganizarse después de la pérdida de una extremidad u otra parte del cuerpo. El cerebro todavía envía señales a los nervios que solían inervar la parte faltante del cuerpo, y estas señales se interpretan como sensaciones.
Las sensaciones fantasma pueden ser angustiosas, pero suelen mejorar con el tiempo. Existen varios tratamientos que pueden ayudar a reducir la gravedad de las sensaciones fantasmas, incluidos medicamentos, fisioterapia y asesoramiento psicológico.