Otro punto de inflexión fue el encuentro de Schindler con la brutalidad del régimen nazi de primera mano. Ser testigo de la liquidación del gueto durante la Operación Plaszow y las desgarradoras condiciones en el campo de concentración lo obligaron a enfrentar las terribles circunstancias y lo motivaron a tomar medidas más decisivas para proteger las vidas de sus trabajadores judíos.
La esposa de Schindler, Emilie Schindler, también jugó un papel crucial en la configuración de sus decisiones y acciones. Ella apoyó activamente sus esfuerzos de rescate y le brindó asistencia emocional y práctica. La inquebrantable determinación de Emilie y su defensa del bienestar de los judíos perseguidos sin duda influyeron en el compromiso de Schindler de salvar vidas.
Vale la pena señalar que la transformación de Schindler fue gradual y que no pasó de un industrial con fines de lucro a un salvador de la noche a la mañana. Se enfrentó a conflictos personales, morales y financieros a lo largo de su viaje. La acumulación de presiones externas y experiencias personales contribuyeron colectivamente al severo empujón que obligó a Schindler a tomar medidas notables para salvar vidas durante el Holocausto.