Generalmente, la mayoría de los estudiosos coinciden en que la música está permitida siempre que cumpla con ciertas pautas:
1. Las letras deben estar libres de obscenidad, vulgaridad o cualquier contenido que promueva la inmoralidad o la violencia.
2. La música no debe conducir a una indulgencia excesiva, a una distracción de los deberes religiosos o a la intoxicación (un estado en el que la capacidad de uno para emitir juicios sólidos se ve afectada).
3. No se debe tocar música en lugares sagrados ni durante rituales religiosos.
Las diferentes escuelas de pensamiento dentro del Islam pueden tener diferentes interpretaciones y normas con respecto a la música. Algunos estudiosos conservadores consideran que están prohibidas todas las formas de instrumentos musicales, mientras que opiniones más moderadas pueden permitir la música instrumental sin acompañamiento vocal.
Es importante señalar que las prácticas culturales y las diferencias regionales pueden influir en cómo los musulmanes perciben e incorporan la música en sus vidas. Algunas sociedades islámicas tienen ricas tradiciones musicales que celebran eventos religiosos y culturales. El misticismo sufí, por ejemplo, a menudo incorpora música, canto y danza como formas de expresión espiritual.
En última instancia, corresponde a cada musulmán decidir si considera permisible la música en función de su comprensión de las enseñanzas islámicas y la orientación religiosa.