Las técnicas extendidas, como tocar instrumentos con objetos distintos a los tradicionales o usar técnicas de digitación no convencionales, permiten una amplia gama de posibilidades de textura. Estas técnicas rompen con las formas convencionales de tocar instrumentos, creando nuevos timbres, efectos y texturas que traspasan los límites de la expresión musical tradicional.
Además, la música contemporánea suele incorporar elementos electrónicos, sintetizadores y samplers, que permiten la manipulación y transformación de sonidos para crear texturas complejas. Los sonidos electrónicos se pueden superponer, procesar y controlar de varias maneras, lo que permite crear un tapiz sonoro rico e intrincado que es característico de la música contemporánea.
La exploración de texturas no convencionales y la integración de la tecnología se han convertido en características definitorias de la música contemporánea, diferenciándola de períodos anteriores y dando forma a los paisajes sonoros y texturas únicos que se escuchan en las composiciones actuales.