Las guitarras son sensibles tanto al calor como al frío, por lo que es importante guardarlas en un lugar fresco y seco. Los cambios extremos de temperatura pueden hacer que la madera de la guitarra se deforme o agriete, y el acabado también puede dañarse. Los ambientes fríos también pueden secar la madera, lo que puede hacer que la guitarra sea más susceptible a sufrir daños.
La temperatura ideal para guardar una guitarra es entre 65 y 75 grados Fahrenheit (18 y 24 grados Celsius). Si vives en un clima con temperaturas extremas, es una buena idea guardar tu guitarra en un estuche cuando no la estés tocando. También debes evitar dejar tu guitarra expuesta a la luz solar directa o en un ambiente húmedo.