Calidez: La música clásica suele tener un sonido cálido y rico debido al uso de instrumentos como el violín, el violonchelo y el piano.
Claridad: El timbre de la música clásica suele ser muy claro y distinto, lo que permite escuchar cada instrumento por separado.
Resonancia: La música clásica suele tener un sonido resonante, que puede crearse mediante el uso de espacios reverberantes como salas de conciertos.
Saldo: El timbre de la música clásica suele estar bien equilibrado, y cada instrumento o voz contribuye al sonido general sin dominar a los demás.
Expresividad: La música clásica puede transmitir una amplia gama de emociones y expresiones mediante el uso de diferentes timbres y dinámicas.