En la música cristiana primitiva, estas siete letras se asignaban a notas importantes de la escala. Estas notas se denominaron "sílabas ," y a cada sílaba se le asignó un tono diferente según su posición en la escala. Por ejemplo, la nota C se llamaba "Hacer ," y la nota D se llamaba "Re ".
Más tarde, los nombres de estas sílabas se acortaron a solo la primera letra de cada sílaba, dando como resultado las siete letras que usamos hoy para representar notas musicales.