La conexión de Led Zeppelin con la pintura comenzó cuando el manager de la banda, Peter Grant, vio una réplica de la obra de arte colgada en la pared de una tienda de Londres. Grant lo compró e incorporó la imagen del ángel en el primer material promocional de Led Zeppelin, incluida la portada de su álbum debut en 1969.
La representación de un ángel, representado en una pose de contemplación y con una sensación de misterio, atrajo a los miembros de la banda y resonó con su estilo musical, que a menudo se caracterizaba por sus elementos épicos y místicos.
Con el tiempo, el ángel se convirtió en un símbolo icónico asociado con Led Zeppelin, y su presencia en las portadas de sus álbumes y en la mercancía contribuyó a la identidad visual única de la banda.