Aldea: "Di el discurso, te lo ruego, tal como te lo pronuncio, tropezando con la lengua; pero si lo pronuncias, como lo hacen muchos de tus jugadores, haría como si el pregonero dijera mis líneas. Tampoco no vi Por tanto, respira demasiado con la mano, pero úsalo todo con suavidad; porque en el mismo torrente, tempestad y, como puedo decir, torbellino de tu pasión, debes adquirir y engendrar una templanza que le dé suavidad. me ofende El alma para escuchar a un tipo robusto con peluca hacer jirones una pasión, para partir los oídos de los terrestres, que en su mayor parte no son capaces más que de tonterías y ruidos inexplicables, tendría tal cosa. compañero azotado por excederse con Termagant. Supera a Herodes. Te lo ruego, evítalo.
En estas líneas, Hamlet está dando instrucciones a los actores que representarán una obra dentro de la obra. Les insta a decir sus líneas con naturalidad, sin gestos exagerados ni sobreactuaciones. Quiere que eviten la tendencia común a gritar o despotricar durante los discursos apasionados y, en cambio, mantengan una sensación de control y moderación.
Hamlet utiliza varias metáforas para transmitir su significado. Compara la actuación del actor con un "torbellino" o un "torrente", pero subraya la necesidad de "templanza" y "suavidad" para no exagerar. También menciona a "los terrenales", que son la gente común que se sienta en los asientos más baratos del teatro. Hamlet sugiere que a estos espectadores no les interesan las actuaciones sutiles ni el lenguaje sofisticado, sino que sólo son capaces de apreciar gestos exagerados y ruidos fuertes.
Al ofrecer este consejo, Hamlet revela sus propias preferencias estéticas y su comprensión del oficio del actor. Valora el naturalismo, la moderación y el equilibrio entre pasión y control en las representaciones teatrales.