El 8 de noviembre de 1946, Viola Desmond, una exitosa empresaria negra de Halifax, Nueva Escocia, Canadá, compró una entrada para la planta principal del Roseland Theatre de New Glasgow. Sin embargo, cuando llegó, inicialmente estaba sentada en el piso principal antes de que la dirección del teatro le pidiera que se trasladara al balcón, que estaba designado para los negros. Desmond se negó, citando su deseo de sentarse en un asiento por el que había pagado.
Mientras cuestionaba su reubicación forzada, citando la Ley de Derechos Humanos de Nueva Escocia de 1944 que prohibía la discriminación racial en espacios públicos, se produjo una disputa entre Desmond y el personal del teatro, que llevó a su expulsión física del establecimiento y posterior arresto por parte de la policía local.
El caso de Desmond atrajo la atención del público. Sin embargo, el juicio posterior por intento de defraudación al negarse a abandonar una zona exclusiva para blancos resultó en una condena, y el Tribunal de Primera Instancia de Halifax la declaró culpable y le impuso una multa.
Legado y Reconocimiento
El activismo y la resistencia de Viola Desmond contra la discriminación racial la convirtieron en un ícono del movimiento de derechos civiles en Canadá. Si bien el resultado de su caso fue inicialmente desalentador, su determinación de buscar justicia sentó las bases para un futuro cambio social. La lucha de Desmond ayudó a crear conciencia sobre las desigualdades raciales en Canadá y allanó el camino para eventuales revisiones de la legislación discriminatoria.
En los años que siguieron a su juicio, Desmond se mantuvo resistente en su lucha por la justicia. Ella presentó una apelación de su condena y, a pesar de la desestimación inicial de su caso, el Tribunal de Apelaciones de Nueva Escocia finalmente anuló su condena en 1954, reconociendo su inocencia y reconociendo que sus derechos habían sido violados. Este veredicto marcó un hito importante en la lucha legal contra la discriminación racial en Canadá.
Décadas más tarde, el legado de Viola Desmond siguió siendo honrado y celebrado. En 2010, el gobierno canadiense la reconoció formalmente como Persona Histórica Nacional, reconociendo sus contribuciones al avance de los derechos civiles y la igualdad en el país.
Finalmente, en 2018, el Banco de Canadá presentó un nuevo billete de 10 dólares con el retrato de Viola Desmond. Esta decisión sirvió como un gesto poderoso, que la marcó como la primera mujer canadiense y la primera persona negra canadiense en aparecer en un billete canadiense.
El compromiso inquebrantable de Viola Desmond de desafiar el racismo sistémico, incluso frente a dificultades personales, ha solidificado su lugar como figura pionera en la lucha por los derechos humanos y la igualdad en Canadá. Su historia sirve como recordatorio de la necesidad constante de enfrentar la discriminación racial y trabajar por una sociedad más justa e inclusiva.