Razones religiosas: En muchas culturas, a las mujeres no se les permitía actuar en el escenario. Esto se debía a que se consideraba inmodesto o inapropiado que las mujeres aparecieran en público. En algunos casos, incluso estaba prohibido por ley.
Razones prácticas: En la época de Shakespeare no había actrices profesionales. Todos los papeles actorales fueron interpretados por hombres. Esto se debía simplemente a que no había muchas mujeres formadas como actrices.
Razones artísticas: Algunos actores creían que los hombres eran más adecuados para interpretar papeles de mujeres. Sintieron que los hombres podían aportar más profundidad y complejidad a estos roles que las mujeres.
Con el tiempo, la práctica de que los hombres desempeñaran papeles de mujeres disminuyó gradualmente. Esto se debió en parte al creciente número de actrices profesionales, así como al cambio de actitudes sociales sobre los roles de las mujeres. Hoy en día, es raro que los hombres desempeñen papeles femeninos en las obras de teatro.