Para hacer una punta de lanza, un cavernícola tendría que encontrar primero un trozo de piedra adecuado. Luego, usaba otra piedra para tallar los bordes de la piedra hasta que tuviera la forma deseada. Este podría ser un proceso que llevaría mucho tiempo, pero valió la pena cuando la punta de lanza terminada se unió a una lanza.
Las puntas de lanza se podían unir a las lanzas de diversas formas. Un método común era utilizar una resina hecha de savia de árbol. La resina se calentaría y luego se aplicaría a la punta y al asta de la lanza. Luego, la resina se endurecería, creando una unión fuerte y duradera.
Otro método para unir puntas de lanza a las lanzas era utilizar tendones. El tendón es el material fibroso y resistente que conecta los músculos con los huesos. Los hombres de las cavernas a menudo secaban los tendones y luego los usaban para unir la punta de la lanza al asta. El tendón es muy fuerte y puede soportar mucha tensión, lo que lo convierte en un material ideal para sujetar puntas de lanza.
Las lanzas eran una herramienta esencial para los cavernícolas. Fueron utilizados para la caza, la defensa e incluso como forma de comunicación. El desarrollo de puntas de lanza de piedra hizo que las lanzas fueran aún más efectivas y desempeñaron un papel vital en la supervivencia de los seres humanos durante la Edad de Piedra.