Hamlet siente una profunda conexión personal con los acontecimientos que se desarrollan en su vida, incluida la muerte de su padre y el apresurado nuevo matrimonio de su madre con su tío Claudio. Se enfrenta a la complejidad de sus emociones y le resulta difícil expresar sus sentimientos exteriormente.
Por el contrario, Hamlet ve al actor como alguien que puede asumir fácilmente diferentes roles y emociones, pasando sin esfuerzo de la tristeza a la alegría y expresándolas con gran pasión. Él cree que el actor puede acceder a estas emociones porque no son genuinas para él, sino que son parte de su oficio y actuación.
Sin embargo, a medida que avanza la obra, la perspectiva de Hamlet sobre la actuación y su propia vida comienzan a cambiar. Se da cuenta del poder del teatro y la actuación como medio para expresar la verdad y transmitir emociones. Es famoso que aconseja a los actores que interpretan "El asesinato de Gonzago" que "pronuncien el discurso con la lengua", reconociendo la importancia tanto de la autenticidad como de la habilidad en la actuación.
En última instancia, el viaje de Hamlet implica explorar la interacción entre la realidad, la interpretación y la expresión de las emociones, lo que conduce a una comprensión más profunda de sí mismo y del mundo que lo rodea.