Las obras seculares a menudo se contrastan con las obras religiosas, que son obras que tienen un tema o propósito religioso. Las obras religiosas se pueden utilizar para enseñar doctrina religiosa, inspirar devoción religiosa o simplemente proporcionar entretenimiento. Algunos ejemplos de obras religiosas incluyen las obras de misterio medievales, las obras de la Pasión y las obras de moralidad.
Si bien las obras seculares no tienen un tema o propósito religioso, aún pueden usarse para explorar cuestiones filosóficas o morales importantes. Por ejemplo, "Hamlet" de Shakespeare explora los temas de la venganza, la locura y la mortalidad, mientras que "Tartufo" de Moliere explora el tema de la hipocresía. Las obras de teatro seculares también se pueden utilizar simplemente para entretener al público y pueden proporcionar un escape muy necesario del estrés de la vida cotidiana.