1. Enfoque en el realismo y temas socialmente relevantes: Las obras contemporáneas a menudo se esfuerzan por el realismo en su representación de personajes y situaciones. Exploran los problemas sociales actuales, las preocupaciones políticas y las luchas personales que resuenan con el público de hoy. Esto puede implicar abordar temas como raza, identidad de género, cambio climático, salud mental o desigualdad económica.
2. Romper las formas y estructuras tradicionales: Los dramaturgos contemporáneos no están obligados por las convenciones del teatro tradicional. Experimentan con narraciones no lineales, diálogo fragmentado, elementos multimedia (video, música, danza) y diseño de escenario no convencional. Esto permite diversas perspectivas y expresión artística, empujando los límites de la narración de cuentos y el público involucrado de nuevas maneras.
Estos son solo dos rasgos comunes, y el teatro contemporáneo es un paisaje diverso y en evolución. Hay muchas otras características que podrían discutirse, como el uso del humor, la exploración de la identidad personal y el desenfoque de las líneas entre la ficción y la realidad.