Los fármacos de la tríada sulfa actúan inhibiendo la síntesis de ácido fólico, que es una vitamina esencial para el crecimiento y la reproducción de bacterias. Al bloquear la síntesis de ácido fólico, estos medicamentos evitan que las bacterias se multipliquen y propaguen.
Los fármacos de la tríada sulfa fueron muy eficaces en el tratamiento de una amplia gama de infecciones bacterianas, incluidas neumonía, meningitis, gonorrea y sífilis. Sin embargo, también se asociaron con una serie de efectos secundarios, como náuseas, vómitos, diarrea y erupciones cutáneas. En algunos casos, los medicamentos de la tríada sulfa también podrían causar daño hepático grave e insuficiencia renal.
Debido a los efectos secundarios, los medicamentos de la tríada sulfa finalmente fueron reemplazados por antibióticos más nuevos y seguros. Sin embargo, estos medicamentos desempeñaron un papel importante en el desarrollo de la quimioterapia moderna y salvaron millones de vidas.