1. Una provocación: El gesto de morderse el pulgar, que consiste en colocar el pulgar entre los dientes y sacarlo, se consideraba extremadamente ofensivo y provocativo durante la época de Shakespeare. Fue visto como una forma de expresar desprecio y burla.
2. Aumento de la tensión: Cuando Sampson y Gregory de la Casa de los Capuleto intercambian gestos de morderse el pulgar con Abraham y Balthasar, pertenecientes a la Casa de Montague, inmediatamente aumenta la tensión entre dos grupos. Desencadena una cadena de insultos, amenazas y, en última instancia, violencia.
3. Desavivando la pelea: Morderse el pulgar actúa como catalizador que desencadena la pelea entre miembros de dos familias, que desemboca en una pelea callejera. Los Montescos y Capuletos toman partido y entablan conflictos físicos, creando una atmósfera tumultuosa en la ciudad de Verona.
4. Representando el odio familiar: Morderse el pulgar resume el odio y la animosidad profundamente arraigados que existen entre los Capuleto y los Montesco. Es una manifestación física de intensa hostilidad que se ha transmitido de generación en generación y perpetuada por ambas familias.
5. Preparando el escenario para la tragedia: Este acto aparentemente trivial de morderse el pulgar pone en marcha una cadena de acontecimientos que, en última instancia, conduce a consecuencias trágicas. Contribuye al tema general de la naturaleza destructiva del odio ciego, que en última instancia consume tanto a las familias como a sus desamparados amantes, Romeo y Julieta.
Al introducir el símbolo de morderse el pulgar en esta obra inicial, Shakespeare establece hábilmente el conflicto entre los Capuleto y los Montesco y presagia acontecimientos más oscuros por venir. Destaca la naturaleza impulsiva y exaltada de los personajes, sentando las bases para una intensa tragedia que se desarrolla a medida que avanza la obra.