Por ejemplo, si alguien dice "Tengo tanta hambre que podría comerme un caballo", estarías jugando con la semántica si respondieras "Los caballos no son comestibles, así que eso no tiene sentido". El significado pretendido de la afirmación es que la persona tiene mucha hambre, no que literalmente vaya a comerse un caballo.
Jugar con la semántica puede ser una forma útil de aclarar el significado de una afirmación o resaltar inconsistencias. Sin embargo, también se puede utilizar para evitar discutir el tema real en cuestión o simplemente para resultar difícil.