- Usar halagos o refuerzos positivos para establecer una buena relación con la audiencia.
- Proporcionar evidencia o estadísticas que respalden las afirmaciones del hablante.
- Apelar a las emociones o valores de la audiencia.
- Usar humor u otras formas de entretenimiento para mantener a la audiencia interesada.
- Animar a la audiencia a participar en la conversación.
Al apelar a una audiencia favorable, un orador puede aumentar la probabilidad de que la audiencia esté de acuerdo con su punto de vista y se sienta persuadida a actuar.