- Establecer el género y tono de la obra. Los prólogos se utilizaban a menudo para proporcionar una breve descripción de la acción y los personajes de la obra, así como para crear el ambiente de la actuación. Por ejemplo, el prólogo de "Tamburlaine" de Christopher Marlowe comienza con la frase "From jigging veins of rhyming mother ingenios", indicando inmediatamente al público que les esperaba una tragedia seria y altruista.
- Presentar los temas principales de la obra. También se utilizaban a menudo prólogos para presentar los temas principales de la obra. Por ejemplo, el prólogo de "Hamlet" de William Shakespeare comienza con las líneas "Un día tan malo y hermoso que no he visto", insinuando los temas de ambigüedad y engaño de la obra.
- Proporcionar exposición. Los prólogos también podrían usarse para proporcionar información importante sobre la historia de fondo o el escenario de la obra. Por ejemplo, el prólogo de "La tragedia española" de Thomas Kyd comienza con una extensa explicación del escenario de la obra y la situación política en España.
- Dar al público instrucciones sobre cómo ver la obra. A veces se utilizaban prólogos para dar al público instrucciones sobre cómo ver la obra, como cuándo aplaudir o cuándo permanecer en silencio. Por ejemplo, el prólogo de "El alquimista" de Ben Jonson comienza con las líneas:"Por vuestro propio bien, os pido que tengáis cuidado / De la gente crédula, que construye su fe / Sobre profecías débiles e informes extraños".
- Apelar al público para su apoyo. Finalmente, los prólogos se utilizaron a menudo para pedir el apoyo de la audiencia. Esto podría implicar pedirle a la audiencia que sea paciente con los actores o que perdone cualquier error que puedan cometer. Por ejemplo, el prólogo de "Friar Bacon and Friar Bungay" de Robert Greene comienza con las líneas:"Perdón, dulces caballeros, su amable aplauso, / ¡Eso le da una bienvenida tan gentil a nuestra musa!".