* Preferencia musical: Algunas personas simplemente no disfrutan de la música clásica o del estilo de canto operístico. Es posible que la ópera les parezca demasiado ruidosa, chirriante o repetitiva.
* Barrera del idioma: La ópera normalmente se representa en el idioma original en el que fue compuesta, lo que puede ser una barrera para los hablantes no nativos. A menos que comprenda este idioma, puede resultar difícil seguir la historia y apreciar la letra.
* Extensión y complejidad: Las óperas suelen ser largas y la música y la trama pueden ser complejas. A algunas personas les puede resultar difícil sentarse a ver una ópera de tres horas, o les puede resultar difícil seguir la trama.
* Costo: Las entradas para la ópera pueden ser caras, lo que puede desanimar a algunos miembros potenciales de la audiencia.
* Elitismo cultural: La ópera tiene fama de ser elitista y sofocante, lo que puede hacer que algunas personas se sientan incómodas o apagadas.
Es importante recordar que estas son sólo algunas explicaciones posibles, y no todos los que no les gusta la ópera encajarán necesariamente en una de estas categorías.