1. Uso de leitmotivs:
Mozart empleó leitmotivs, que son temas musicales recurrentes asociados con personajes, objetos o emociones específicos, para crear conexiones musicales y subrayar la narrativa. Por ejemplo, en La Flauta Mágica, el leitmotiv de Sarastro, el sabio sumo sacerdote, es una melodía lenta y solemne, mientras que La Reina de la Noche se caracteriza por un tema rápido y agitado. Estos motivos musicales ayudan a establecer las identidades de los personajes y guiar la respuesta emocional del público hacia ellos.
2. Contraste y yuxtaposición musical:
Mozart utilizó hábilmente el contraste y la yuxtaposición musicales para aumentar la tensión dramática y transmitir emociones contrastantes. Por ejemplo, en Don Giovanni, la música alegre y juguetona del primer acto contrasta marcadamente con la música oscura y premonitoria del segundo acto, lo que refleja el cambio de la frivolidad juvenil a la retribución moral. Tales contrastes crean una sensación de anticipación dramática y subrayan el peso emocional de los acontecimientos que se desarrollan.
3. Arias y Conjuntos:
Las óperas de Mozart presentan una rica variedad de arias, dúos, tríos y otras piezas de conjunto que contribuyen a la progresión dramática de la trama. Las arias, en particular, sirven como momentos de expresión emocional para los personajes individuales, permitiéndoles transmitir sus pensamientos y sentimientos internos. En los conjuntos, las interacciones y la interacción de las líneas vocales de los personajes crean tensión dramática y hacen avanzar la trama.
4. Cambios armónicos y disonancia:
Las óperas de Mozart son conocidas por su riqueza armónica y el uso de la armonía cromática, que puede crear sentimientos de tensión, incertidumbre o suspenso. Empleó cambios armónicos y disonancias de manera efectiva para reflejar los estados emocionales de los personajes y realzar el impacto dramático de ciertas escenas. Por ejemplo, la escena de la persecución de Don Giovanni por parte de Donna Anna en Don Giovanni se caracteriza por una intensa inestabilidad armónica, que genera tensión hasta el dramático enfrentamiento entre los dos.
5. Interludios orquestales y recitativos:
Las óperas de Mozart incorporan recitativos e interludios orquestales que desempeñan un papel crucial en el desarrollo de la trama. Los recitativos, que consisten en el discurso cantado de un solista acompañado de un escaso acompañamiento instrumental, proporcionan una exposición narrativa e impulsan la historia hacia adelante. Los interludios orquestales, por otro lado, ofrecen comentarios musicales y crean ambiente y atmósfera, intensificando el impacto dramático de las escenas fundamentales.
Al emplear hábilmente estas estructuras y relaciones musicales, Mozart elevó sus óperas más allá del simple entretenimiento, transformándolas en poderosas obras dramáticas que resuenan emocional e intelectualmente en el público. Su uso de la música para realzar la trama y profundizar la caracterización sigue siendo un sello distintivo de su genio operístico y ha influido en los compositores de ópera durante generaciones.