En la literatura y la cultura popular, los vendedores de colchones de plumas a menudo son retratados como deshonestos o sin escrúpulos. Esto probablemente se debe a que a menudo se consideraba que se aprovechaban de las personas que estaban desesperadas por una cama cómoda. Además, los colchones de plumas se vendían a menudo a precios inflados, lo que hacía que los vendedores de colchones de plumas fueran aún más impopulares.
Hoy en día, el término "vendedor emplumado" se utiliza a veces para describir a alguien que es vago o improductivo. Esto se debe a que a menudo se consideraba que los vendedores de colchones de plumas eran vagos y no estaban dispuestos a trabajar duro. Además, el término se utiliza a veces para describir a alguien que intenta vender algo obsoleto o inútil.