La técnica sirve como base sobre la cual los bailarines construyen su arte y sus habilidades interpretativas. Les permite comunicarse eficazmente con una audiencia y mejorar el impacto visual y estético de sus actuaciones. A través de un entrenamiento riguroso y una práctica constante, los bailarines desarrollan y perfeccionan su técnica, lo que les permite actuar con mayor habilidad, delicadeza y potencia.
El término técnica puede variar según los diferentes géneros de danza. Por ejemplo, el ballet clásico enfatiza el juego de pies preciso, la forma del cuerpo y la coreografía intrincada, mientras que la danza contemporánea puede involucrar técnicas experimentales que fomentan la interpretación individual y la fluidez de movimiento. Independientemente del género, una base técnica sólida es esencial para que los bailarines alcancen la competencia y desarrollen todo su potencial artístico.
Dominar la técnica también contribuye a la prevención de lesiones, la longevidad en la carrera de un bailarín y la capacidad de ejecutar coreografías y variaciones físicamente exigentes con fuerza, control y gracia. Permite a los bailarines expresarse plenamente, permitiéndoles transmitir emociones, historias y visiones artísticas a través del arte de la danza.