En el combate final, Daniel y Johnny se involucran en una batalla intensa y reñida, mostrando sus habilidades y determinación de kárate. Johnny, conocido por su estilo de lucha agresivo y despiadado, obtiene una ventaja temprana y parece tener el control. Sin embargo, Daniel, inspirado por las enseñanzas del Sr. Miyagi, logra cambiar el rumbo empleando una técnica defensiva conocida como "la patada de la grulla". Este movimiento, que le enseñó el Sr. Miyagi, le permite a Daniel golpear a Johnny en la cara y ganar el partido.
Cuando el árbitro declara ganador a Daniel, la multitud estalla en vítores y el Sr. Miyagi abraza con orgullo a su alumno. El clímax de la película no sólo marca la resolución de la rivalidad de Daniel y Johnny sino que también destaca el triunfo del bien sobre el mal, ya que la victoria de Daniel enfatiza la importancia del trabajo duro, la perseverancia y el valor de la verdadera amistad y la tutoría.