A pesar de su difícil educación, Etta pudo encontrar el éxito en la industria de la música. Se convirtió en una de las cantantes de soul más populares e influyentes de su tiempo. Aun así, su vida personal siguió siendo problemática. Luchó contra la adicción a las drogas y el alcoholismo, y tuvo varias relaciones fallidas. Ella nunca tuvo hijos propios.
En sus últimos años, Etta James encontró algo de paz y estabilidad en su vida. Se convirtió en una cristiana nacida de nuevo y trabajó para superar sus adicciones. También escribió una autobiografía, titulada "Rage to Survive". Etta James murió en 2012 a la edad de 73 años.