La tienda atrae a numerosos clientes, cada uno de los cuales busca sueños diferentes. Un granjero anhela una cosecha abundante, una joven sueña con romance y pasión, un anciano desea revivir su juventud, etc. El vendedor les vende hábilmente sueños hechos a medida y ellos se van con grandes expectativas y anticipación.
Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, los aldeanos se dan cuenta de que sus sueños no se han materializado y no pueden cumplir con sus obligaciones de pagarlos. La desesperación y el descontento se extienden en el pueblo y el vendedor se vuelve más esquivo. La gente se amarga y lo culpa por sus promesas vacías y sus esperanzas destrozadas.
Ante la resistencia y hostilidad de los aldeanos, el vendedor decide abandonar la ciudad. En vísperas de su partida, reúne a todos para un discurso de despedida y revela que nunca tuvo la intención de cumplir sus sueños. En cambio, pretendía darles una lección sobre el valor de la autosuficiencia y las consecuencias de confiar en soluciones externas a sus problemas.
Al salir, el vendedor deja un cartel en su tienda que dice:"Te vendo sueños, pero sólo aquellos por los que estás dispuesto a trabajar". Este mensaje anima a los aldeanos a afrontar sus realidades y los inspira a perseguir sus aspiraciones mediante el trabajo duro y la determinación, en lugar de depender de soluciones mágicas o arreglos rápidos.
"Te vendo sueños" sirve como advertencia sobre la búsqueda de gratificación instantánea y resalta la importancia de la responsabilidad y el esfuerzo personal. Es una exploración que invita a la reflexión sobre los deseos, las elecciones y las consecuencias humanas.