En el contexto de la novela, la expresión describe a un personaje rico, un político o figura pública, conocido por leer el correo de otros sin su consentimiento. La implicación es que este personaje se considera un "caballero" a pesar de tener un comportamiento cuestionable y que viola la privacidad.
Al utilizar el término "caballeros", Vidal añade un giro irónico a la frase. Tradicionalmente, el término "caballero" se asocia con nociones de honor, integridad y conducta moral. Sin embargo, Vidal cuestiona este concepto al presentar un personaje que se comporta de manera contraria a estos valores.
Así, la expresión "los caballeros leen el correo de otras personas" resalta satíricamente la brecha entre los estándares morales percibidos de ciertos individuos y sus acciones reales. Sugiere que algunas personas pueden proyectar una imagen de respetabilidad y honor mientras adoptan un comportamiento cuestionable o moralmente ambiguo.