Mientras la última luz se desvanece en los cielos occidentales,
Y la agitación del día se hunde en un tranquilo descanso,
Venimos a Ti, la Fuente de todo lo que yace,
Dentro de nuestros corazones, mientras la oscuridad alcanza su punto máximo.
Un grupo de buscadores, reunidos de acuerdo,
Nuestras mentes unidas por Tu hilo conductor,
Traemos nuestros pensamientos para exponerlos ante el Señor,
En humilde súplica, inclinamos la cabeza.
Y mientras la noche nos envuelve en su manto,
Sentimos tu presencia, por todas partes, por dentro,
Una paz desciende, como el suave golpe del viento,
Tu amor, un faro en el estruendo más profundo.
Que así sea, sincera la súplica del masón,
Una oración que resuena a través del amplio espacio del tiempo,
Que se acerquen tu buena voluntad y tus bendiciones,
Y guíanos siempre en Tu santo grabado.
En unidad y amor, buscamos Tu gracia,
Con cada pensamiento, con cada palabra pronunciada,
Concédenos la fuerza para soportar el abrazo del mundo,
Y deja que Tu Luz se agite para siempre.
Al concluir la reunión, abandonamos Tu santuario,
Con gratitud y corazones llenos de alegría,
Llevamos tu amor, una llama que se entrelazará,
Nuestras almas por siempre en vuelo celestial.
Y mientras nos levantamos para saludar el amanecer recién nacido,
Llevamos con nosotros Tu chispa eterna,
Un rayo de esperanza, que nunca será retirado,
En cada desafío, encontraremos su huella.
Así sea, el compromiso de nuestro Masón contigo,
Para recorrer el camino de la vida con verdad y cuidado,
En unidad, estaremos por siempre,
Y difunde Tu amor, el mundo para compartir verdaderamente.
Ahora, deja que la oscuridad se convierta en luz divina,
Mientras volvemos a nuestros respectivos caminos,
Que tu presencia siempre con nosotros se entrelace,
Y llena nuestros corazones de gracia eterna.