El poema comienza con el hablante mirando el cielo nocturno, capturando la imagen de una "luna que cae lentamente". El uso de la palabra "caída lenta" sugiere una sensación de atemporalidad y quietud. La luna está personificada como un "fantasma", lo que aumenta aún más la calidad mística del poema.
A medida que avanza el poema, las imágenes se vuelven más vívidas y oníricas. El hablante menciona "plata", "estrellas" y "pájaros blancos", creando una sensación de encanto. El uso de colores, particularmente la repetición de "plateado" y "blanco", contribuye al tono etéreo del poema.
El ritmo del poema también contribuye a su estado de ánimo y tono. Las líneas son cortas y a menudo están divididas por comas y guiones, creando una sensación de pausa y reflexión. El ritmo del poema es lento y deliberado, imitando el lento movimiento de la luna y la calidad onírica de las imágenes.
En general, las imágenes del poema, combinadas con su ritmo y uso del lenguaje, crean un ambiente o tono de asombro, misterio y belleza etérea. Evoca una sensación de atemporalidad y la mágica transformación del mundo bajo la luz plateada de la luna.