En la primera estrofa, el poeta describe el escenario como una "jungla oscura" donde deambula el protagonista (presumiblemente el cazador). Sin embargo, en lugar de cazar animales feroces, busca "tigres sin dientes" y "rinocerontes sin cuernos".
En la segunda estrofa, el poema da un giro. El cazador empieza a buscar animales con rasgos o comportamientos humanos. Quiere encontrar conejos con monóculos, cerdos tocando tambores e hipopótamos con polisones (ropa interior utilizada por las mujeres victorianas).
A medida que avanza el poema, queda claro que el cazador no busca trofeos o presas tradicionales. En cambio, parece estar en una aventura caprichosa en busca de animales poco convencionales y sin sentido.
El poema subvierte juguetonamente el concepto convencional de caza al reemplazar animales peligrosos con criaturas inofensivas e incluso cómicas. Al hacerlo, Ogden Nash aporta humor e ironía al concepto de cacería.
Este poema ilustra el estilo ingenioso de Nash y su habilidad para burlarse de las normas y expectativas sociales. Crea una atmósfera lúdica mientras se burla suavemente de los cazadores que podrían priorizar la rareza de las capturas sobre el acto real de cazar y aventura.