"Las terrazas de arroz de Banaue" de William Henry Scott
En las tierras altas de Luzón, una maravilla tan grandiosa,
Donde el trabajo del hombre talla la tierra,
Contempla las terrazas de arroz, nivel tras nivel,
Un tapiz de verde, sereno y transparente.
Elevándose como escalones hacia los cielos,
Estos campos en terrazas, un trabajo de amor,
Por el pueblo Ifugao, que a través de los años,
Las lanzas indómitas de la naturaleza domesticada.
Con conocimiento antiguo y trabajo paciente,
Formaron las montañas con lámina inquebrantable,
Transformando laderas en cascadas esmeralda,
Donde la tierra fértil y el agua se trenzan.
Cada terraza es un testimonio de su habilidad,
Una sinfonía de armonía y voluntad,
Donde la vida y el sustento se entrelazan,
En un ritmo del diseño divino de la naturaleza.
Oh, la belleza que se despliega ante los ojos,
Mientras las nubes bailan y los rayos del sol surcan suavemente,
Un santuario de paz, una gracia eterna,
Donde la tierra habla de su espacio sagrado.
Entonces, maravillémonos ante esta maravilla tan grandiosa,
Las terrazas de arroz de Banaue, nuestra querida tierra,
Un símbolo de resiliencia, herencia incalculable,
Un tesoro que por siempre contemplaremos.
"La leyenda del pino" de Lydia Villanueva
En el corazón de las Cordilleras,
Donde las leyendas susurraban a través de las épocas,
Había un pino alto y audaz,
Sus ramas se extienden historias de antaño.
Una vez, fue un guerrero valiente,
Quien defendió a su tribu con valor,
Pero le sobrevino una maldición, feroz y espantosa,
Convirtiéndolo en madera y fuego.
Ahora, arraigado en la ladera de la montaña,
El pino observa con paso paciente,
Mientras su espíritu guarda la tierra y el cielo,
Un símbolo de fuerza que alcanza el cielo.
Sus ramas adornadas de agujas verdes,
Como lanzas de guerreros que brillan invisibles,
Y en el susurro de sus hojas,
Ecos de batallas, la historia se teje.
En el silencio del crepúsculo y el resplandor de la luna,
El pino permanece, siempre consciente,
susurrando secretos a la suave brisa,
De la historia de un guerrero que nunca cesa.
Escuchemos, pues, con corazones sinceros,
A la leyenda del pino, venerado,
Porque en su presencia encontramos la huella,
De una tradición antigua, un abrazo eterno.
"Susurros del viento" de Angelo Trinidad
En las montañas donde se mezclan los susurros,
Abrazo de Cordillera, mi espíritu trasciende,
Donde historias tejidas en verso y canción,
Lleva los ecos a los que pertenezco.
En medio de bosques de pinos, altos y majestuosos,
Susurros del viento, una antigua orden,
Cantando cuentos de tribus resistentes y fuertes,
Sus tradiciones vivas en el canto de la naturaleza.
Los vientos llevan secretos del pasado,
De la sabiduría de los antepasados que dura para siempre,
En danzas tribales y rituales serenos,
Las montañas cobran vida, sus espíritus se reúnen.
Oh, Cordillera, tu hermosura profunda,
Tus misterios se desvelan, profundos,
En cada guijarro y arroyo en cascada,
Las leyendas se desarrollan como un sueño despierto.
Así que déjame vagar a través de tu abrazo tranquilo,
Donde los susurros del viento encuentran un lugar sagrado,
Y mientras escucho su gentil arte,
Que mi alma encuentre consuelo, un nuevo comienzo.
En estos poemas, vislumbramos el rico patrimonio cultural y las maravillas naturales de la Región Administrativa de la Cordillera, con sus impresionantes paisajes, tradiciones indígenas y narrativas cautivadoras que continúan inspirando y cautivando a los lectores.