La verdad
Busqué la verdad, una búsqueda noble,
A través de los libros y la sabiduría, un entusiasmo incansable.
En tomos antiguos, profundicé profundamente,
Buscando respuestas, mi alma para conservar.
De filósofos de épocas pasadas,
Obtuve ideas que perduraron.
Platón, Sócrates, sus palabras profundas,
Guiándome, en tierra sagrada.
Pero a medida que viajaba, más profundamente aún,
Una comprensión inquietante, un escalofrío penetrante.
La verdad que buscaba, parecía esquiva,
Un espejismo que brillaba para siempre.
Cada respuesta generó más preguntas,
Un laberinto de tensiones intelectuales.
Cuanto más sabía, menos entendía,
Una paradoja, una inundación desconcertante.
Me volví hacia la gran exhibición de la naturaleza,
Buscando pistas en el vaivén cósmico.
Desde olas rompientes hasta cielos estrellados,
Encontré asombro y belleza que desafía.
Sin embargo, incluso aquí la verdad permaneció velada,
En los secretos del universo oculto.
Un tapiz tejido con infinitos hilos,
Desentrañando misterios que se extienden.
Entonces, en lo más profundo de mi corazón,
Descubrí una verdad que nunca desaparecería.
No en ámbitos externos ni en grandes objetivos,
Pero dentro de mí la verdad encuentra sus raíces.
Está en las lecciones de alegría y dolor,
En el amor y la pérdida, un estribillo agridulce.
Al enfrentar los miedos y abrazar la gracia,
La esencia de la verdad encuentra su espacio sagrado.
Así que dejé de perseguir, de la búsqueda incesante,
Y encontró consuelo en el presente, su suave entusiasmo.
Porque la verdad no es un destino fijo,
Sino un viaje de crecimiento y transformación.
Con cada paso adelante mi alma evoluciona,
Abrazando los misterios, la verdad que gira.
Y mientras deambulo por este camino, desconocido y vasto,
Encuentro paz en el viaje, la verdad que perdurará.