>Flores de raza, cuyos colores radiantes brillan
Como joyas engastadas en la diadema de la naturaleza,
¡Qué formas tan graciosas, qué tintes tan raros,
¡Qué formas tan delicadas, incomparables!
Bajo el suave y refrescante rocío de la mañana,
Cada flor revela sus pétalos recién nacidos,
Su frágil belleza, pura y dulce,
Una sinfonía de colores, enviada del cielo.
Los narcisos, en dorado esplendor, se elevan,
Sus flores alegres una vista que nos llena de sorpresa,
Con los pétalos extendidos, como los suaves rayos del sol,
Bailan y se balancean en la bruma de la mañana.
Con majestuoso aplomo, los lirios crecen,
Sus flores de marfil otorgan pureza,
Flores fragantes adornan la escena del jardín,
Un símbolo de inocencia y sueños serenos.
En racimos apretados florecen las violetas,
Su sutil fragancia llena el aire de dulce perfume,
Tonos suaves de púrpura y azul que muestran,
Un encanto gentil, a su manera sencilla.
Como una llama de fuego, las amapolas se mantienen erguidas,
Sus pétalos carmesí, una visión que cautiva,
Audaces y vibrantes, llaman la atención,
Su belleza, un regalo de pura invención.
Las margaritas bailan en la suave hierba del prado,
Sus pétalos blancos como nubes que pasan,
Con centros dorados, brillantes y alegres,
Traen alegría y alegría al camino cansado.
Cada flor, una obra maestra con una gracia única,
Agregando belleza y maravilla a cada lugar,
Desde pequeñas flores hasta aquellas que alcanzan el cielo,
Un coro de colores que deleitan la vista.
En los campos y los bosques florecen tan magníficamente,
Las flores silvestres pintan el paisaje con mano pródiga,
Un testimonio de la creatividad ilimitada de la naturaleza,
Un mundo donde el arte reina sobre la adversidad.
Así que maravillémonos ante estos arreglos florales,
Su delicada belleza, fuente de infinitas alabanzas,
Porque en su presencia encontramos una paz profunda,
Un recordatorio de que la belleza en la naturaleza no tiene límites.