2. Presagio y mala dirección:
Los dramaturgos utilizan pistas, alusiones y presagios cuidadosamente colocados para sugerir eventos futuros. La mala dirección se puede emplear presentando pistas engañosas que llevan a la audiencia por el camino equivocado.
3. Uso del simbolismo:
Se pueden infundir elementos simbólicos en el escenario, la utilería y los personajes de la obra. Estos símbolos pueden insinuar sutilmente significados más profundos y crear una atmósfera de misterio.
4. Ambigüedad del personaje:
Los personajes con motivos duales o personalidades complejas pueden mantener al público adivinando sus verdaderas intenciones. Los personajes ambiguos generan dudas e incertidumbre sobre lo que harán a continuación.
5. Manipulación del tiempo:
Los dramaturgos pueden emplear líneas de tiempo no lineales, flashbacks o saltos en el tiempo para alterar las expectativas del público y generar tensión o suspenso.
6. Giros y revelaciones de la trama:
Los giros o revelaciones repentinos e inesperados en la trama pueden alterar las suposiciones de la audiencia y crear una sensación de sorpresa.
7. Ritmo y ritmo:
El ritmo y el ritmo de la obra se pueden diseñar cuidadosamente para generar anticipación. Los momentos lentos y deliberados pueden aumentar la tensión, mientras que las escenas rápidas y culminantes crean una sensación de urgencia.
8. Ambiente y entorno:
Establecer una atmósfera inquietante, siniestra o misteriosa puede preparar el escenario para la tensión. El escenario puede servir como un personaje en sí mismo, influyendo en el estado de ánimo y las expectativas de la audiencia.
9. Subtexto del diálogo:
Los escritores pueden agregar capas de significado al diálogo a través del subtexto, donde los personajes insinúan sutilmente motivos ocultos o agendas ocultas.
10. Preguntas sin respuesta:
Dejar ciertas preguntas sin respuesta puede mantener a la audiencia absorta en el misterio, ansiosa por aprender más y armar el rompecabezas.