La nostalgia sirve como mecanismo de escape para Willy, permitiéndole escapar temporalmente de la dureza de sus circunstancias actuales y adentrarse en un mundo de recuerdos agradables. A menudo recuerda sus días de juventud, cuando era popular, viajaba mucho y estaba lleno de ambición. Recuerda sus conversaciones con su hermano Ben, quien cree que era un hombre de negocios exitoso, y siente orgullo y logro al contar estos recuerdos.
La nostalgia de Willy está alimentada por su deseo de revivir sus glorias pasadas y recuperar la sensación de plenitud y felicidad que sintió durante esos momentos. Sin embargo, esta nostalgia también le impide afrontar los desafíos del presente y aceptar su situación actual. Lo vuelve ciego ante los defectos de su carácter, sus fracasos como padre y esposo y la dinámica cambiante del mundo que lo rodea.
El título de la obra, Muerte de un viajante, alude simbólicamente a la muerte del falso sentido de sí mismo de Willy, construido sobre sus idealizaciones nostálgicas. Su caída se produce cuando se da cuenta de que sus logros pasados no fueron tan notables como había creído y que sus sueños de éxito y riqueza eran meras ilusiones.
La nostalgia, por lo tanto, sirve como un recordatorio conmovedor en la obra de los peligros de aferrarse demasiado al pasado y negarse a afrontar el presente. La trágica historia de Willy destaca la importancia de abrazar la realidad y encontrar satisfacción en el momento presente en lugar de vivir en las sombras de recuerdos idealizados.