Este tipo de aprendizaje asociativo se conoce como condicionamiento clásico y fue descrito por primera vez por el fisiólogo ruso Ivan Pavlov a finales del siglo XIX. Los experimentos de Pavlov demostraron que los perros podían aprender a asociar el sonido de una campana con la presentación de la comida y, eventualmente, comenzaban a salivar en respuesta solo a la campana, incluso en ausencia de comida.
El condicionamiento clásico es una forma poderosa de aprendizaje que puede tener un impacto significativo en nuestro comportamiento. Es responsable de muchos de los miedos y fobias que desarrollamos, así como de nuestras preferencias y aversiones.