* Repetición :Tanto los mensajes rutinarios como los positivos suelen repetirse periódicamente, ya sea explícita o implícitamente. Esta repetición ayuda a reforzar el mensaje y hacerlo más memorable. Por ejemplo, los padres pueden recordar a sus hijos que se cepillen los dientes todas las noches antes de acostarse, mientras que los mensajes positivos sobre cómo mantenerse positivos ante la adversidad pueden repetirse con frecuencia en discursos o artículos.
* Consistencia :Tanto los mensajes rutinarios como los positivos se caracterizan por un sentido de coherencia. Esto significa que generalmente se presentan de manera confiable y predecible, lo que ayuda a generar confianza y credibilidad con el receptor. Una rutina constante a la hora de acostarse ayuda a los niños a sentirse seguros y saber qué esperar, mientras que los mensajes positivos reforzados con el tiempo se vuelven cada vez más poderosos.
* Previsibilidad :Tanto los mensajes rutinarios como los positivos proporcionan estructura y previsibilidad, lo que puede fomentar la resiliencia emocional en las personas. Saber qué esperar puede reducir los sentimientos de incertidumbre o caos, promoviendo el bienestar físico y mental. Una rutina diaria ayuda a las personas a administrar su tiempo de manera efectiva, reduce la fatiga por tomar decisiones y proporciona un efecto de conexión a tierra. De manera similar, la exposición constante a mensajes positivos puede reforzar fortalezas psicológicas como la esperanza, el optimismo y la perseverancia, empoderando a las personas para enfrentar los desafíos que surgen del día a día.