Rivalidad entre hermanos: Polinices y Eteocles eran hermanos, hijos de Edipo y Yocasta, los desafortunados gobernantes de Tebas. Desde temprana edad, fueron consumidos por una feroz rivalidad, compitiendo por el poder y el reconocimiento. Esta rivalidad entre hermanos fue alimentada por la maldición de Edipo, que predijo la caída de la casa de Tebas y el eventual conflicto entre los hermanos.
El Trono de Tebas: Después de que Edipo fuera exiliado de Tebas debido a sus trágicas circunstancias, Polinices y Eteocles acordaron compartir el trono de la ciudad, gobernando durante años alternos. Sin embargo, Eteocles, al completar su primer año de gobierno, se negó a renunciar al trono, violando su pacto y encendiendo la ira y el deseo de venganza de Polinices.
Los Siete Contra Tebas: Polinices, enfurecido por la traición de su hermano, buscó refugio en el vecino reino de Argos y contó con la ayuda de otros seis guerreros para reclamar su derecho de nacimiento. Este grupo, conocido como los Siete Contra Tebas, marchó contra Eteocles y el ejército tebano en un intento de derrocarlo y restaurar a Polinices en el trono.
Confrontación trágica: La batalla que siguió entre los Siete y los tebanos culminó en un trágico enfrentamiento entre los dos hermanos. Polinices y Eteocles se enfrentaron en combate singular y, en un momento de mutua desesperación e ira, se hirieron mortalmente. Sus muertes marcaron la culminación de su amarga rivalidad y el cumplimiento de la profecía que predijo su caída.
Legado del conflicto: El conflicto entre Polinices y Eteocles se convirtió en un símbolo duradero del poder destructivo de la rivalidad entre hermanos y las consecuencias de la traición y la codicia. Su historia ha quedado inmortalizada en la mitología, la literatura y el teatro griegos, y sirve como advertencia sobre las trágicas consecuencias de la discordia familiar y la búsqueda del poder a cualquier precio.