Willy Lomán:
- "¡Jesús, María y José!" (Exclamación de sorpresa o frustración)
- "Tengo que conseguir algunas semillas. Voy a plantar algunas flores. Ya sabes, un pequeño jardín en la parte de atrás... Sólo un pequeño jardín en la parte de atrás". (Tono informal y conversacional)
- "¡Ahora escucha, muchacho! Esta es tu vida, y es importante hacerte cargo de ella. Así que empieza a pensar por ti mismo y a descubrir qué es lo que realmente quieres hacer con tu tiempo." (Consejos informales y directos)
Biff Loman:
- "Caray, papá, no lo sé". (Expresión informal de incertidumbre)
- "Sabes, papá, siempre pensé que sería un éxito, como tú. Pero ahora, estoy empezando a pensar que tal vez no lo sea". (Tono casual y reflexivo)
Feliz Lomán:
- "¡Claro que sí! Tengo que subirme a mi carro. Tengo que irme ahora". (Despedida informal)
Linda Lomán:
- "Willy, querido, por favor intenta calmarte. Respira hondo y relájate." (Tono informal y reconfortante)
Al incorporar lenguaje coloquial en el diálogo, Miller crea una sensación de identificación y familiaridad para la audiencia. Hace que los personajes se sientan más como personas reales con personalidades distintas y patrones de habla cotidianos, en lugar de figuras demasiado formales o artificiales. El uso del lenguaje coloquial también añade autenticidad a la exploración del dramaturgo de los temas y luchas que enfrenta la familia Loman, haciendo que la obra sea más atractiva y creíble para el público.