Con el tiempo, la técnica evolucionó hasta convertirse en lo que comúnmente se conoce como "asiento caliente", donde un individuo desempeña el papel de otra persona mientras discute un tema o cuestión específica. La persona en el "asiento caliente" responde como si fuera la persona a la que representa. Esta técnica se utiliza a menudo en terapias de grupo o talleres de desarrollo personal para facilitar una exploración y comprensión más profundas de uno mismo y de los demás.