El cruce del Rubicón por parte de César fue una decisión calculada que había estado planeando durante algún tiempo. Había reunido un ejército numeroso y experimentado en la Galia y había negociado en secreto alianzas con varias figuras políticas poderosas en Roma. También contó con el apoyo de la mayoría de sus soldados, quienes le eran leales y creían en su causa.
El objetivo de César al cruzar el Rubicón era tomar el control de Roma y establecerse como su gobernante. Creía que la República Romana estaba en declive y que él era el único que podía restaurarla a su antigua gloria. También se veía a sí mismo como un defensor de la gente común y creía que podía lograr reformas sociales y económicas que beneficiarían a la mayoría de los romanos.
El cruce del Rubicón por parte de César fue un éxito y pudo tomar rápidamente el control de Roma. Derrotó a las fuerzas leales al Senado en varias batallas y finalmente obligó al Senado a aceptar sus términos de paz. César se convirtió en el gobernante indiscutible de Roma y se estableció como su primer emperador.