1. La vida como obra de teatro: El soliloquio comienza comparando el mundo con un escenario, sugiriendo que la vida es como una producción teatral. Shakespeare personifica el mundo como un "escenario" donde las personas representan sus papeles como actores de una obra.
2. Siete edades del hombre: El orador, Jacques, continúa describiendo las siete etapas, o edades, de la vida de un hombre, cada una con su propio conjunto único de características y desafíos. Estas etapas son:
- Infancia: Llorando e indefenso como un bebé.
- Colegial: Ir a la escuela de mala gana y llevar una cartera llena de libros.
- Amante: Lleno de pasión, emoción y suspiros de amor.
- Soldado: Ambicioso, orgulloso y dispuesto a luchar por el honor.
- Justicia: Convertirse en un juez sabio y serio, lleno de sabiduría y experiencia.
- Vejez: Débil y olvidadizo, con un cuerpo débil y una mente marchita.
- Segunda Infancia: Como un bebé, pero sin dientes y con los ojos apagados, llegando a la etapa final de la vida.
3. Juego de roles: Shakespeare enfatiza el aspecto performativo de la vida, sugiriendo que las personas desempeñan varios roles a lo largo de sus vidas, del mismo modo que los actores interpretan diferentes personajes en una obra.
4. Desempeño de la vida: El soliloquio destaca las diferentes fases y transformaciones de la vida humana, sugiriendo que cada persona tiene su propio papel que desempeñar en el gran teatro de la vida.
5. Universalidad: La descripción que hace Shakespeare de las siete edades del hombre implica que estas etapas son universales y se aplican a todas las personas, independientemente de sus circunstancias.
6. Naturaleza efímera de la vida: El soliloquio subraya la naturaleza transitoria y efímera de la vida, a medida que cada etapa pasa a la siguiente, tal como cambian las escenas en una obra de teatro.
7. Contraste: Shakespeare contrasta las diferentes etapas de la vida, desde la inocencia de la infancia hasta la sabiduría de la vejez, ilustrando la naturaleza dinámica y siempre cambiante de la existencia humana.
En esencia, el pasaje transmite una visión filosófica y teatral de la vida, estableciendo paralelos entre el mundo y un escenario, y destacando los roles cambiantes que los individuos desempeñan a lo largo del viaje de su vida.